viernes, 20 de enero de 2017

VIENTO DENSO






Admiro la gran montaña. La veo tan poderosa y tan grande que me gustaría entender los entresijos de sus entrañas. El misterio y la vida que guarda en su interior me hacen sentir un gran respeto. Yo me pregunto porque algunas mentes quieren hacerle daño.
Su flora y su fauna tampoco entienden que es lo que pasa, tan solo pueden correr sin saber ni adonde ni por qué. Corre corre, pero ¿para qué? si el final será el mismo, el precipicio está ahí y todos llevan la misma dirección. El viejo árbol centenario no puede correr, pero ve como su larga vida también va al abismo. Sus ramas se tambalean sus hojas huyen con el viento, pero éste pesa y es denso. El viejo roble queda solo y desvalido. tan solo siente el calor de la maldad que desde sus raíces hasta el cielo lo abrasan.
El ave rapaz levanta el vuelo, pero se ve incapaz, la oscuridad, el viento pesado y ardiente impiden que sus grandes alas puedan despegar.
Viendo esta imagen en mi mente yo me pregunto.
¿Cómo se puede disfrutar con el sufrimiento ajeno?




MARÍA PÉREZ GARCÍA