Querido amigo,
cuantos años estando a tu lado, cuantos momentos de relax y paz junto a ti. Eras el centro de
encuentro de todos nosotros, junto a ti se han declarado amores y destrozado corazones.
Pero nunca me fijé en la importancia que tu presencia representaba. Siempre estabas ahí, firme y fuerte, con tus brazos
extendidos a todo aquel que a tu buena sombra se cobijaba. Has sido capaz de
burlar el paso del tiempo, siempre fuerte y seguro como una roca, has soportado
grandes tempestades, fríos y heladas, mientras tus ramas se peleaban con el
viento, tus raíces profundas, se abrazaban a la buena tierra y tus tallos altos,
queriendo acariciar el cielo. Estabas presente pero no te veía.
Nunca pensé que
me causara tanto dolor verte tirado, tus fuertes ramas cargadas aún de vida,
agonizan entre la maleza. La mano del hombre ha hecho que el filo de su hacha
dañe tus entrañas. Tus raíces fuera de la tierra me dan escalofríos, te veo
desvalido y sin vida, ya no me das el aire puro que mis pulmones necesitan, es
mi corazón el que ahora llora por tu ausencia. Nunca creí que esto me causara
tanto dolor, una lagrima resbala por mi mejilla mientras intento acercarme a
tus débiles y frágiles tallos. Sola delante de ti, querido amigo, me pregunto
¿será esto amor? Quisiera que me contestaras con el sonido del aire azotando en
tus ramas, pero solo tengo por respuesta el silencio.
Ahora quiero verte pero tú ya no estás.
MARÍA PÉREZ GARCÍA 24 /10 /2013.