El tiempo pasa que no te das cuenta, será porque tenemos
muchas cosas en nuestra mente para realizar. Son tantas que al final no te da
tiempo hacerlas todas y pensamos que el día debería tener más horas. Creo que
por esta causa nuestra vida vuela, o mejor, se nos escapa. No sabemos
aprovecharla, nos hacemos mayores y todo pasa muy deprisa.
Ya llevo un año disfrutando de mi nueva categoría de abuela,
y me encanta. Ahora te vienen recuerdos a tu mente de cuando tus hijos eran
pequeños, y piensas que como madre fuiste lo mejor que supiste. Lo diste todo y
de corazón, que tuve muchos miedos y una constante preocupación de que no les
pasara nada malo y que sus necesidades estuvieran cubiertas. Ser madre no es
fácil, todo el mundo espera mucho de ti, y tú, aun dándolo todo nunca sabes si
has llegado a cumplir tu meta. Es tanta la preocupación que no nos damos cuenta
que el tiempo se va, y no disfrutamos lo suficiente de ese momento tan
maravilloso.
Ahora ya los hijos han
crecido, se han ido de casa y ves que es cierto que el tiempo se te ha
escapado. Ahora somos abuelos, y somos como las raíces de un árbol que dio
diferentes ramas, que fueron nuestros hijos, luego de ellas nacerá lo más
maravilloso de la vida, los nietos. Hasta que no los conoces no sabes hasta
dónde puede llegar tu cariño. Desde que llegó Emma, ya va hacer catorce meses,
nos devolvió la alegría y nos saca risas de nuestro más profundo yo. Emma nos
enamora con tan solo mirarnos, y ya creo que entiende nuestras palabras cuando
le decimos que la queremos y que es el bebé más bonito del mundo, y que ha
llegado a esta familia para darnos alegría y sacarnos risas. Cuando estamos con
ella solapamos tristezas porque con tan solo ver sus hermosos e inocentes ojos,
te saca lo mejor de ti.
Cuanto te quieren tu abuelita y tu abuelito, y desde ya,
sabes que puedes contar con nosotros y que te acompañaremos en cada instante de
tu vida, aunque el destino haya puesto kilómetros entre nosotros, no será
impedimento para que nuestros corazones siempre permanezcan unidos, mi pequeña
y querida Emma.
MARÍA PÉREZ GARCÍA