Quisiera que supierais algo de mi antes de empezar con mi
historia. Yo era una triste habitación gris que daba paso a un bloque de pisos,
era insignificante y poco llamativa. lo único que tenía bonito era una gran
ventana. Un día vino a visitarme una joven con mucha alegría en su cara,
parecía que le gustaba. Su nombre era Cristina Díaz. Estuvieron mucho rato
hablando mi dueña y ella. Por lo que pude entender Cristina se quedaba conmigo.
Era una chica soñadora y muy creativa. Su espíritu aventurero
dio rienda suelta dentro de mí. Empezó a diseñar sencillos modelos que dibujaba
en su mente y luego los pasaba a bonitas telas. En aquel momento pasaba por
apuros económicos y no podía ir muy lejos con sus ideas, pero a pesar de todo
me vistió con pequeños detalles que empezaban a llamar la atención. Yo estaba
muy coqueta, me pintó de azul, colgó en una de mis paredes sus iniciales C.D,
me decoró con sus bonitos vestidos. Aprovechó mi gran ventana para llenarla de
telas muy vistosas y modelos para vestir a toda clase de mujer. El negocio no
funcionaba todo lo bien que ella deseaba, su entorno era escaso y sus clientas
también. Una tarde una niña paseaba de la mano de su madre y esta se fijó en el
azul de mis paredes y en un vestido infantil de volantes rosa y gris que
asomaba por mi ventana. La madre entró y se enamoró de mí, le gusté tanto que,
a partir de aquella tarde, todas las amigas de dicha señora hablaban de la
pequeña y coqueta tienda azul. Mi dueña, Cristina, empezó a subir dentro de su
profesión, cada vez diseñaba más prendas con vivos y diferentes colores.
Ahora nos va
muy bien, por aquí pasan clientas de todas las categorías, pero sobre todo de
la alta nobleza. La autenticidad y la exclusividad nos hacen ser diferentes. Ya
no soy azul, ahora Cristina me ha decorado de color rosa con rallas grises,
quizá sea en recuerdo de aquel vestido de volantes rosa. Cada día oigo
diferentes conversaciones de clientas, unas dicen que tengo estilo, otras que
me falta clase, pero yo estoy contenta porque he pasado de ser una habitación
azul con tan solo el sonido de un pedal de máquina a una alegre habitación rosa
con el sonido de una máquina a motor. Vamos progresando. Mi situación me
permite oír los planes de Cristina.
quiere que sea más grande que me una con las compañeras de al lado y las
de arriba. Creo que ya veo mi futuro.
Seré grande
y de varios colores, no estaré sola con una ventana, tendré compañeras de al
lado, de arriba y abajo, nos unirán unas grandes escaleras las cuales dividirán
prendas de mujer, de niño y caballero. Ya todos van a poder vestirse con la
marca de modas Cristina Díaz, (C.D). Ya no trabajará sola con una máquina y un
motor. Tendrá un gran taller donde trabajarán grandes modistas y sastres para
poder satisfacer a todas las exigencias que aquí se pedirán.
Hemos
crecido mucho desde que estaba sola y azul, ahora somos grandes y todos tienen
que pasar por mí. Respiraré y desprenderé aires de grandeza.
MARÍA PÉREZ
GARCÍA 16/03/17