jueves, 24 de diciembre de 2020

UN CUENTO NAVIDEÑO

 

UN CUENTO NAVIDEÑO

Esto era una vez una niña nacida en un pequeño pueblo, dentro de una familia que la adoraba. Su niñez la recuerda con alegría, tenía muchos amigos y amigas. Las navidades eran entrañables. El 24 toda la familia se reunía alrededor de una lumbre en la puerta de la casa. Esa fogata era para que en esa noche se calentara el niño Dios. María miraba hacia el cielo plagado de estrellas y no entendía como el calor de ese fuego llegaría tan lejos para calentar al niño recién nacido. Su inocencia era tan pura y clara como el resplandor de esa noche fría.

Pasaron los años y en Navidad, en su hogar cada vez había menos miembros de la familia, las circunstancias así lo requerían. Los abuelos habían marchado a formar parte de esos puntos brillantes del cielo. La hermana mayor, el trabajo la demandaba lejos de casa. Pero a la niña nunca le faltaron los besos y abrazos de sus adorables padres.

El tiempo pasaba y las circunstancias cambiaban. Vinieron tiempos difíciles, María ya era mayor, formó su propia familia, pero lejos de su hogar. Aun así, en Navidades los pocos o muchos que estaban se reunían, se besaban y se abrazaban, y eso les reconfortaba y daban energías, porque el abrazo reconforta y llena de vitalidad para seguir adelante.     

La chica de nuestro cuento tuvo hijas y les transmitió la magia y el cariño que las Navidades representan. Junto a su nueva familia vivió estas fiestas entrañables. Nunca faltaron los besos y los abrazos ni la magia navideña.

Las hijas crecieron y María envejeció rodeada de amor y cariño. Ese amor se colmó con la llegada de esa preciosa nieta, que llenó su corazón de amor y ternura. Las navidades volvieron a llenarse de aire fresco, magia e ilusión.

De pronto, como en todos los cuentos, llegó el duende malo y todo cambió. Este duende malo nos trajo muerte, nos borró la sonrisa, los besos y los abrazos. Nos implantó la frialdad. A nuestra protagonista la dejó sumida en la confusión y la tristeza, como a tantas personas.

En todos sus años vividos aprendió y vivió muchos avances. Conoció el teléfono a través de una centralita de su pueblo donde se tenía que pedir una conferencia y había que esperar horas y horas para hablar con la persona. Luego este aparato se instaló en casa colgado en la pared. Era un gran avance. De ahí se pasó a que dicho artilugio se podía mover y más tarde hasta llevar en el bolsillo e incluso ver a las personas.

En esta Navidad el duende malo nos obliga a vernos a través de una pantalla. Nunca María pensó que un día se reuniría con su familia con un grupo de compañeras y compañeros, amigos y amigas a través de un teléfono. Ha tenido que aprender muchas cosas en la vida, pero esta le proporciona y le recuerda a una Navidad entrañable, porque sabe que el cariño puede atravesar fronteras, y como no, frías pantallas.

Que todos sepamos vivir esta Navidad dando más amor que nunca, no dejemos que la luz y los colores se apaguen. De esta forma venceremos al duende malo, porque como en todos los cuentos, siempre ganan los buenos.

Colorín colorado este cuento por ahora se ha terminado.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

 

Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-NC

jueves, 5 de noviembre de 2020

EL DÍA QUE SE FUÉ.


El día que se fue te escuchó pedirle que no lo hiciera. Escuchó tus suplicas, sintió tus lagrimas. Él tampoco quería irse. Se preguntaba por qué tenía que hacerlo, con las ganas que tenía de vivir. Pero la enfermedad lo eligió, no dejando remedio alguno para su persona. Una crueldad.
 Sintió la fuerza brutal que lo arrebataba de tu lado.
Se fue su cuerpo, su alma sigue contigo. Te escucha en tus momentos desesperados y en la soledad de la noche. Sabe que necesitas su calor, su fuerza. Pero él está contigo mandándote toda la energía que necesitas para seguir adelante, porque la vida sigue, aunque para ti el tren se ha parado y también te gustaría bajarte. Pero no puedes.
 Ahora está en un lugar tranquilo, pero su tranquilidad la conseguirá cuando vea y escuche de nuevo tu sonrisa. Él quiere que seas fuerte y feliz. Él será siempre tu ángel de la guarda, el que te guiará en la oscuridad, el que cuidará y velará por ti.

jueves, 15 de octubre de 2020

EL ESPIRITU DEL UNO

 

Marcos es un joven periodista que cada día escribe una columna de noticias en el periódico local de su ciudad.

-      Tengo que escribir el artículo de hoy para el periódico.

-      ¿sobre que va a ir esta vez?

-      Ya no me gusta el tema, pero es la demanda de hoy en día. Sobre coronavirus.

-      Es cierto hijo, el tema ya cansa, pero tenemos que seguir informados.

-      Cuando lo termine le echas un vistazo mamá. Tu opinión es muy válida para mí. Eres mi mejor crítico.

 

Un día mas tenemos que escribir sobre esta pandemia que nos está azotando con toda su virulencia. Hoy en la capital quinientos afectados mas y ciento setenta y un muerto.

No quiero que me tratéis como un número más. Dentro de esa cifra, hay personas, hay situaciones, tragedias, ansiedad, miedo, pánico, dolor. Ya os habéis inmunizado ante las cifras y suenan en nuestra cabeza como algo ya común. De ese número ciento setenta y uno, el uno soy yo, con nombre y apellidos. Con una familia y una vida. Esto no es una broma ni somos un número. Las personas mueren y las que no, sufren. Mi vida transcurría entre mi trabajo y la familia. Teníamos poca vida social, tal y como manda la nueva normalidad. Pero ningún lugar es seguro. La enfermedad acecha en el sitio menos sospechoso.

Una tarde me sentí mal y ahí empezó todo. Estaba contagiado. Te sumerges en el silencio en la soledad y la tristeza. Necesité hospital incluso ingresar en UCI. Les dije adiós a mi mujer e hijos y nunca más los volví a ver. Solo y aislado en una habitación, en el silencio sepulcral escuchas acercarse la muerte sigilosa. Sabes que tú serás el próximo. Por tu mente pasan tus seres queridos, incluso sufres por ellos.

Por fin llega. Estas solo, te agarra y te dejas llevar. Llegó el final. Adiós a los míos porque para el resto del mundo tan solo soy un frío número que a nadie le interesa. En este caso el ciento setenta y UNO.

-      Hijo, muy conmovedor y diferente tu artículo. Me has hecho llorar.

-      Mamá, no digas sandeces, es más técnico y numérico que nunca.

-      Eso es lo que tu piensas, pero no lo que tu corazón te dicta.

Marcos volvió a leer su nota y su madre llevaba razón. El pensaba algo y su bolígrafo escribió algo que su mente percibía.

 

 

 

 

 

 

 

 

MARÍA PÉREZ GARCÍA 15/10/2020

 

sábado, 23 de mayo de 2020

ADIOS A COLILLO, MI GATO BUENO.






Malos tiempos nos rodean. Hay mucho dolor en el mundo. La enfermedad nos azota con su peor látigo castigador. Familias rotas, lagrimas que fluyen sin cesar por la pérdida de seres queridos.
Yo, en medio de esta tormenta me mantengo a flote. Con miedo a perder mi situación y verme inmersa en las estadísticas que día a día nos bombardean dejando cada vez mas heridos nuestros sentimientos. Me siento afortunada por lo que tengo. Un techo donde cobijarme con un espacio exterior donde puedo ver pasar la primavera. Una familia que quiero y me quieren.
Hoy me encuentro mas triste de lo normal y unas lagrimas fluyen por mis ojos provenientes de un gran sentimiento de cariño. No se si es apropiado en estos tiempos llorar por la perdida de tu mascota. Colillo era mi gato. Pero no era un gato corriente arisco y huraño. Todo lo contrario, cariñoso, amable y siempre junto a mí. En estos días oscuros donde el miedo se me veía reflejado en mis ojos, el venía y se sentaba encima de mis piernas. El simple hecho de acariciar su suave pelo y escuchar su ronroneo, me hacía sentir una paz interior.
Ahora la enfermedad le ha tocado a él. Necesita mis caricias y escuchar mi voz. Así ha sido hasta el último momento. Ahora son para el los momentos grises y oscuros. Su mirada pidiendo consuelo, me rompía el corazón. Muchos de los que puedan leer esto, no lo entenderán, pero el cariño de tu mascota va más allá de pensar que es un simple gato. Mi gato se llamaba Colillo y formaba parte de esta casa y siempre lo recordaremos.
Hoy 20 de mayo del 2020 campanean tristonas y grises las 12 del mediodía en la torre de la iglesia. A esa hora Colillo siente un profundo sueño del que nunca despertará.
Adiós a mi Colillo, mi gato cariñoso y bueno.

MARÍA PÉREZ GARCÍA

miércoles, 6 de mayo de 2020

LA NUEVA NORMALIDAD




Ha llegado el día en que nos dicen que ya podemos ir abriendo nuestra puerta. Con mucho recelo, pero ya podemos salir a pasear, hacer deporte, a la peluquería, al pequeño comercio con cita previa.
Empezamos lo que vienen diciendo que es la nueva normalidad. ¿Qué es eso? Pues no lo sé. Solo se que podremos salir a la calle por horas, por turnos, por fases, sin tocar a nadie ni a nada, sin saludos eufóricos ni afectivos. Yo me pregunto ¿y a aquellos que solo pueden ver a través de sus manos?, Las personas que saben lo que hay a su alrededor a través del tacto. No podrán tocar los árboles, los bancos de la calle, las verjas, las paredes, las personas que les hablen. Tendrán un paseo más a ciegas aún. ¿y aquellos que ya no están, que los hemos dejado en el camino, que estaban cuando cerramos nuestras puertas? ¿Cuántos saldrán a dar un paseo y su primera ruta será el cementerio? Esas familias que sufren y lloran por no poder haber despedido a los suyos. El paseo al cementerio. La nueva normalidad para muchos es aprender a vivir sin ellos.
No me gusta esta nueva normalidad, quiero la normalidad de siempre donde pueda abrazar, besar y estar cerca de los míos. Necesito sus abrazos, sus caricias y el roce de sus manos. No quiero la frialdad del metro y medio. Quiero que vuelva mi normalidad.

MARÍA PÉREZ GARCÍA 5/05/2020