La una de la
madrugada, todo en silencio, el teléfono suena, todo cambia de pronto. La vida
puede dar un vuelco en pocos segundos, la mía lo dio.
La paz que
me causa verte es inmensa, pero no llego nunca alcanzarte.
¿Será porque
te fuiste pronto y sin avisar? Aun te esperaba, me pasaba las noches y los días
intentando entender el porqué de tu partida.
Mi alma, mi
mente y mi todo te necesitaba. Por esa razón mi refugio era soñar, allí podía
verte, aunque no podia tocarte, ni rozarte. Podía ver tus manos fuertes, tu mirada
lejana, que me decía que me quería`. Quise seguir soñando, pero ya no pude
hacerlo, presentí que aquella imagen que tan pronto había dejado de ver jamás volvería.
Al despertar
una sensación de bienestar inunda mi mente, me levanto abro la ventana, entra
el sol, la vida sigue.
MARÍA PÉREZ
17/03/2016