Debajo de esas aguas cristalinas que podemos ver en el mar,
hay un sinfín de animalitos que los humanos desconocemos. Cada uno disfrutando
de sus vidas y sus aventuras en el mundo submarino. Hay un grupo de pececitos
que van siempre juntos a todas partes. Son las sardinas y a eso se le llama
banco de peces. Van siempre unidas a todos sitios, al cole, a dar un paseo, a
comer, a las fiestas. Todo esto está muy bien, pero hay un inconveniente, y es
que son muy llamativas para sus depredadores. Se ven mucho.
Una tarde estaban paseando y de pronto muchas gaviotas se
lanzaron a por ellas. Tenían hambre y querían comer. Todas las gaviotas
cogieron una, pero la gaviota violeta, no se comió la suya. Viajó con ella en
su pico y llegó a un lugar donde todo era de hielo. Violeta estaba salvando a
las sardinas y las llevaba a un lugar seguro donde nadie les haría daño, y así
serian felices.
La sardina Lola era la mayor de todas, y salió a saludarla.
Veía poco, pero percibió que era una joven sardinilla asustada. Le dijo que no
se preocupara que había llegado al lugar perfecto. Azulita, que así se llamaba
la sardinilla, estaba muy asustada, tenía miedo y mucho frío. Lola le dijo que
sus compañeras la estaban esperando. Fue a saludarlas y todas le hicieron una
gran bienvenida, pero azulita seguía triste y con frío. Lola pensó que entre
tosas le harían una gran fiesta y de esa manera se animaría. Pero no sabían que
hacer, así es que preguntaron al hada de hielo y ésta, muy contenta los animó
hacer una fiesta de disfraces. Todas se disfrazarían de flores. De esta forma
daría color y calor a la ciudad.
Se pusieron muy contentas y cuando llegó el momento, el
hada mágica cogió su barita y a todas les puso un bonito disfraz de llamativas
flores.
Lola era una preciosa rosa, azulita una gran margarita con
sus pétalos amarillos y sus labios rojos. Ella se veía guapa. Había infinidad
de flores, rosas de todos los colores, claveles, azucenas, tulipanes, un mar
lleno de color entre tanto hielo blanco.
Pasó la fiesta y todos lo pasaron muy bien, pero al cabo de
unos días azulita lloraba, echaba de menos el mar, nadar entre todos los peces,
ver el fondo marino. Necesitaba nadar. Todas sus compañeras decían lo mismo,
que necesitaban el agua y mover sus colitas entre las algas marinas. Lola a
pesar de ser la mas antigua y acostumbrada al hielo, en el fondo también echaba
de menos el mar.
Hubo una junta de todas las sardinas y decidieron hablar con
su hada mágica y contarle sus problemas. Cuando se reunieron y le contaron lo
que pensaban, esta que era muy buena, cogió su barita mágica y convirtió todo
el lugar de hielo en agua, convirtiéndose así en un gran océano donde todas las
sardinas fueron felices volviendo al lugar de donde procedían, pero se llevaron
con ellas a su hada, que se convirtió en el hada mágica de los mares,
librándolas a todas de cualquier peligro.
COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.
MARÍA PÉREZ GARCÍA