Habían pasado muchos años y Josefa aún recordaba las tardes
de conversación y vivencias que el abuelo tenía con sus hijas. Ella sabía que
los valores que le inculcaba estarían siempre presentes en sus vidas. Aquellas
tardes en que ella se iba, pero con la tranquilidad de que el abuelo estaba
allí. Sabía que el amor que sentía por sus nietas eran igual que si fuesen sus
propias hijas. Así es que todo ese amor sin duda beneficiaría a sus hijas que
como todos los niño/as necesitan sentirse valoradas y queridas.
El abuelo era un hombre sabio (como todos los abuelos) y
les daba lecciones de vida cada día a su hija y sus nietas. Las nietas le
querían mucho. Les gustaba que les contara historias de su vida. Una vida muy
diferente a la que hoy se vive. Les contaba que no fue nada fácil, con una
media sonrisa, pero al fin y al cabo es que la vida nunca lo es.
- Abuelo,
¿tú no tenías un móvil?
No hija no, eso no sabíamos lo que era. Esas cosas las
tenéis ahora, y lo veis muy normal. Cuando yo era joven no teníamos ni
teléfono. Pensábamos que llegaría el día en que se podría hablar con las
personas que están muy lejos. También nos llegaba algunas veces la idea de que
en un futuro muy muy lejano también podrían verse. Aquello era ciencia ficción.
Ahora me he adaptado a el y a las redes sociales, porque si no, no estoy a
vuestra altura.
Las nietas con unos ojitos muy abiertos escuchaban muy
atentas al abuelo, que seguía contestando sus inocentes e interesantes
preguntas.
- Mi
mamá y mi papá están siempre hablando por teléfono. ¿Cómo hablabas tu con la
abuela?
Yo conocí a tu abuela en un baile del barrio. Se celebraba
la festividad de s. Isidro y todos los vecinos y demás chicos del pueblo se
acercaban al barrio para bailar y conocer a las muchachas. A dicho baile las
chicas no podían ir solas. Tenían que ir acompañadas de sus padres, y si
querías bailar con ellas les tenías que pedir permiso a ellos. Si te veían con
buenas intenciones entonces te dejaban bailar con su hija. El respeto siempre
tiene que ir por delante de una persona. Vuestra abuela era la mas bonita de la
fiesta. Cuando la vi ya supe que la quería. Bailamos juntos y hablamos mucho,
pero siempre bajo la mirada de sus padres. Desde aquel día no dejamos de
hablarnos, pero siempre de cara, nunca a través de ningún teléfono. Nos conocíamos
muy bien. A veces nos quedábamos callados, con la mirada perdida a través de la
ventana. Nos preguntábamos que sería lo que estábamos pensando, pero como han
sido muchas las historias vividas y contadas, ya nos lo podíamos imaginar, y
ahí estábamos el uno y el otro para apoyarnos.
Yo ahora veo que os
juntáis los amigos y cada uno tiene un teléfono en la mano y están hablando o
escribiendo en él. Tanta comunicación y sin nada que decir. Los amigos o las
parejas ya no hablan de ningún tema interesante, solo a través del móvil. Es lo
que tenemos que pagar por el progreso y la tecnología.
- ¿Quién
te llevaba a ti al cole? Mi mamá y mi papá trabajan y tu nos tienes que
acompañar. ¿Tus abuelitos te llevaba a ti?
Noo, mis abuelitos trabajaban en el campo, al igual que mis
padres. Yo no podía ir al cole porque no había todos los días. Cuando había ya
me encargaba yo de ir solito, si es que me dejaban ir. Entonces no había ni
coches ni grandes distancias. Ahora las distancias son muy grandes y mucha
gente. No te puedes fiar de nadie. Los niños tenéis que ir acompañados. Otro
fenómeno del progreso.
- Abuelo,
queremos agradecerte los ratos de compañía pasados contigo. Las historias que
nos cuentas y la labor que haces con nosotros. Tenemos mucho que aprender, pero
tu nos enseñas la realidad de la vida, la importancia de los valores humanos y
como ser sobre todo y ante todo buenas personas. GRACIAS ABUELO.
El abuelo ante estas palabras inesperadas de sus nietas, no
pudo mas que emocionarse y abrirles sus brazos y fundirse en un cálido y sincero
abrazo de abuelo y nietas.
PD. La importancia de un abuelo para un niño. El niño
madura, el abuelo recuerda y vive de nuevo sus infancia y juventud alejando la
soledad. Los nietos piensan que siempre hacen el mejor equipo.
MARÍA PÉREZ
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