“Tengo miedo”, desde hace un tiempo, solo escucho “tengo
miedo”. Admito que soy una de esas personas que lo sienten. La incertidumbre me
agacha, me hace pequeña y débil. Me gustaría cerrar los ojos y sentirme
protegida, como cuando era pequeña. Recuerdo que siempre, llegaba una neblina
cremosa de sonido azul y un olor como a fresas doradas cuando se acercaba mi
madre. Entonces sabía que estaba protegida, el miedo se marchaba envuelto en
una nube fugaz.
¡Como echo
de menos su voz aterciopelada, sus manos irradiando ternura y serenidad!
-Todo irá bien.
Con un beso en mi frente y
sintiendo su calor a través de la ropa de mi cama, cerraba los ojos y mis
sueños volaban felices y despreocupados.
Necesito
ese sonido blanco que producían mis sabanas al arroparme. Necesito cerrar mis
ojos y despertar tranquila, sin miedo, sin angustia. Pero eso tan solo mi madre
me lo proporcionaba.
Nunca te
olvidaré mama, allá donde estés.
MARÍA PÉREZ GARCÍA