Un día mas o uno menos, no lo sé.
Lo que sé, es que me levanto, me asomo a mi ventana y veo como la primavera
quiere llamar a mi puerta. Aún no le puedo abrir, pero ella intenta colarse a través
del canto de los pájaros, el gorjeo de las palomas. Miro y observo como el
macho arrulla a la hembra con las plumas de su cuello hinchadas. La vida sigue,
aunque los humanos estemos enjaulados.
Quizás la naturaleza necesitaba esto. Necesitaba un respiro.
Ahora su cielo está más limpio, sus ríos más cristalinos, el mar más azul, su
aire más puro. La naturaleza ha observado que no lo estábamos haciendo bien,
que nos estábamos pasando en todo. Ensuciamos sus mares, quemamos sus pulmones,
contaminamos su aire. Hasta el clima lo estábamos cambiando. La naturaleza es
sabia. Ha creado un bicho que nos trata a todos por igual. Somos todos iguales,
el que tiene dinero y el que no. Todos encerrados cuidando de nuestros
pulmones, necesitamos respirar. La naturaleza también necesita respirar y la
estábamos ahogando.
Nos llegó
el momento de pensar, de valorar. Ahora la inteligencia humana lucha contra la sabiduría
natural. Seguro que encontramos una solución a este gran problema y se puede
parar esta pandemia. Para ello nos necesitamos todos unidos.
Cuando esto termine recordaremos esta etapa y todo lo que
nos ha enseñado. Miraremos con mas gratitud a los que se dedican a cuidar de
nuestra salud, a los que limpian nuestras calles, nuestras casas, a las
personas del campo, que ayudan a que nada nos falte y sobre todo a los que
cuidan de nuestros mayores, que siempre han sido los más descuidados. Cuidemos al cuidador
MARÍA PÉREZ GARCÍA 24/03/2020
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