Ha llegado el día en que nos dicen que ya podemos ir abriendo
nuestra puerta. Con mucho recelo, pero ya podemos salir a pasear, hacer deporte,
a la peluquería, al pequeño comercio con cita previa.
Empezamos lo
que vienen diciendo que es la nueva normalidad. ¿Qué es eso? Pues no lo sé.
Solo se que podremos salir a la calle por horas, por turnos, por fases, sin tocar a nadie
ni a nada, sin saludos eufóricos ni afectivos. Yo me pregunto ¿y a aquellos que
solo pueden ver a través de sus manos?, Las personas que saben lo que hay a su
alrededor a través del tacto. No podrán tocar los árboles, los bancos de la
calle, las verjas, las paredes, las personas que les hablen. Tendrán un paseo más a ciegas aún. ¿y aquellos
que ya no están, que los hemos dejado en el camino, que estaban cuando cerramos
nuestras puertas? ¿Cuántos saldrán a dar un paseo y su primera ruta será el
cementerio? Esas familias que sufren y lloran por no poder haber despedido a
los suyos. El paseo al cementerio. La nueva normalidad para muchos es aprender
a vivir sin ellos.
No me gusta
esta nueva normalidad, quiero la normalidad de siempre donde pueda abrazar,
besar y estar cerca de los míos. Necesito sus abrazos, sus caricias y el roce
de sus manos. No quiero la frialdad del metro y medio. Quiero que vuelva mi
normalidad.
MARÍA PÉREZ
GARCÍA 5/05/2020
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