miércoles, 14 de noviembre de 2018

LAS AVENTURAS DE CAPERUCITA ROJA




Había una vez una niña que adoraba a su abuelita, pero esta vivía lejos de su casa, en un bosque. La madre de la niña era una mujer muy trabajadora y confiaba mucho en su hija. Pensaba que era auto suficiente y muy valiente. Por este motivo la dejaba ir sola a visitar a la abuela tan lejos de casa. Un día que iba a visitarla escuchó una suave música que le acariciaba sus oídos. Era tan bella que sus pies se dirigían hacia donde venía esa linda melodía. Al llegar al lugar, vio que era un hermoso joven que tocaba la flauta y que le seguían muchos niños, ella comida por la curiosidad siguió al flautista y a los niños. Llevaba mucho tiempo caminando y ya estaba cansada y hambrienta y veía que este hombre no la conducía a ningún sitio que fuera emocionante, y mucho menos al camino de su abuela. Se puso hablar con un niño muy extraño que caminaba a su lado, tenía una nariz de madera muy larga y le dijo que se llamaba pinocho, que había salido del estómago de una ballena y se había perdido. Pensó que si seguía a este flautista encontraría a su padre, pero solo veía que se estaba alejando de todo y que ya estaba cansado. Ella se presentó también, le dijo que se llamaba caperucita roja porque siempre iba vestida de rojo, era su color favorito. Los dos se salieron de la fila del flautista y decidieron seguir juntos por el bosque.      
  Andando vieron una casita de chocolate, y hambrientos como estaban corrieron hacia ella. Al llegar los recibió una vieja señora muy amable, haciéndoles pasar y dándoles todo el chocolate que querían, pensaron que estaban viviendo su sueño, ¡una casa de chocolate!. Comieron y comieron hasta quedar dormidos. Al despertar se encontraron que estaban encerrados en una jaula y frente a ellos había un gran horno dispuesto a quemarlos y ser devorados. La vieja señora resultó ser una bruja malvada que odiaba a los niños. Los engordaría y luego se los ofrecería al gigante del bosque que le pagaría su peso en oro, de esa forma se volvería rica para comprar el elixir de la eterna juventud, para ser siempre joven y bella. Los niños presos del pánico empezaron a gritar y a gritar, llegando sus gritos a oídos de un príncipe que pasaba por allí, que iba a despertar a una bella durmiente. El príncipe que tenía buenos sentimientos y era bueno se detuvo, desenfundó su espada y liberó a los niños de la malvada y fea bruja.
      Contentos de estar en libertad decidieron seguir caminando y se encontraron con un gato un poco raro, llevaba puestas unas enormes botas que decía que les hacía correr mucho. Les dijo que iba de parte del rey a rescatar a su hija que había sido abandonada en el bosque por su madrastra. Esta estaba celosa de su encanto y belleza y quería deshacerse de ella.
Los niños se unieron al gato con botas y corrieron a través del bosque en busca de la princesa.
En un lugar muy apartado del camino vieron una casita bastante peculiar. Su tamaño era más pequeño de lo normal. Se acercaron con mucha cautela y se asomaron a sus pequeñas ventanas y vieron a siete enanitos que lloraban alrededor de una linda joven. Llamaron a la puerta y le abrió uno de los enanitos. Les comentó que habían envenenado a su hermosa blanca Nieves. Una mujer malvada le dio una manzana envenenada y ella comió de dicha fruta quedando en el estado en el que se encontraba. Llegaba el momento de ir a enterrar a la joven. Caperucita se acordó del generoso príncipe que los salvó y le dijo al gato con botas que corriera todo los que sus botas le permitieran y fuera en su busca. Pensó que él podría salvar a blanca nieves.
El gato corrió todo lo que podía y alcanzó al joven y guapo príncipe, que al comentarle la situación, este dio media vuelta y se fue en busca de la joven.
Al llegar los enanitos llevaban a enterrar a blanca nieves en un ataúd de cristal. El príncipe al verla quedó prendado de ella. Levanto el cristal y le dio un suave y dulce beso. Al mismo instante blanca Nieves se incorporó quedando libre del veneno de esa manzana que le dio la mujer del bosque. Desde entonces aprendió que no se debe tomar nada de nadie desconocido.
El príncipe mágico reanudó su camino en busca de la bella durmiente. Blanca Nieves vivió feliz en el bosque con sus siete enanitos que la adoraban y cuidaban.
Pinocho y el gato con botas siguieron en busca de Gepeto (padre de pinocho), y caperucita volvió a su casa con una bonita historia que contar a su mamá y a la abuelita del bosque. La abuelita pensó que su nieta leía demasiados cuentos Y su mamá que esta niña cada día tenía más ilusiones y fantasías en su cabeza. El próximo día iría ella misma a casa de la abuela.
Colorín colorado este cuento se ha acabado.


MARÍA PÉREZ GARCÍA

FOTOGRAFÍA DE INTERNET

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